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3.1 El texto expositivo

El texto expositivo

“La Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana (Espasa)” por Antonio Marín Segovia tiene licencia CC BY-NC-ND 2.0

En la vida diaria estamos acostumbrados a leer y elaborar textos (un trabajo de clase, un examen, una explicación del profesor, un artículo de una revista), que nos transmiten información de diverso tipo. Todos ellos tienen en común la intención comunicativa de exponer, de forma clara y eficaz, un conjunto de datos o contenidos sobre un tema determinado. A este tipo de textos lo denominamos expositivo.

La información que aporta un texto expositivo incluye datos diversos y explicaciones; quien emite el mensaje no pretende dar su opinión -ello daría lugar a un texto argumentativo-, sino explicar las cosas tal cual son, es decir, pretende transmitir conocimientos. Por eso, porque habla de la realidad, predomina la función referencial (también llamada “representativa”) del lenguaje.

El proceso de lectura

En la redacción de una exposición todo se organiza en torno a un tema, por este motivo, cuando leemos o escuchamos un texto de este tipo, en muchas ocasiones tienen un título que nos indica desde el principio sobre qué trata. Si no lo hay, probablemente, en el primer párrafo se nos orientará sobre su contenido para comprenderlo mejor. El título puede aparecer formulado con una frase nominal, en la que habrá un sustantivo central y una serie de complementos para concretarlo: por ejemplo, “La población rural de Galicia”, “Fauna y flora en las islas Cíes”, etc.

Cuando estés ante un texto expositivo, recuerda que no eres un receptor pasivo, sino que debes reflexionar sobre el tema: seguramente algo ya sabes, por lo que podrás establecer relaciones entre tus conocimientos y los que el autor aporta. Además, el autor o autora tratará solamente ciertos aspectos o detalles del tema en cuestión: es imposible abarcarlo todo, y menos en una extensión relativamente breve. Por esta razón, también debemos comprender, al leer o escuchar una exposición, cuáles son los límites de su contenido: siempre hay una idea principal que funciona como “una columna vertebral” que articula todo el texto.

Características del texto expositivo

Una buena exposición tiene como características fundamentales la claridad, la objetividad y la precisión; para que el lector no se pierda, el autor debe seguir un orden en la exposición; debe ser objetivo, es decir, no ofrecer sus opiniones o valoraciones; y ser preciso, para evitar ambigüedades: que algo pueda ser interpretado de formas distintas.

En muchas ocasiones, puede suceder que el autor presente su opinión, entonces el texto se convierte en argumentativo con partes expositivas, y lo denominamos expositivo-argumentativo.

En cuanto a la claridad en la exposición, si encuentras palabras que desconoces, conviene que busques su significación en el diccionario; así ampliarás tu léxico.

El texto debe también ser completo: presentar todas las informaciones consideradas relevantes sobre el tema tratado y el fin pretendido, y estar documentado con los datos oportunos.

No todas las exposiciones son iguales. Podemos diferenciar varios tipos, que veremos más adelante, en el apartado de clasificaciones. Pero hay uno que conoces bien: los libros de texto, por ejemplo, son textos expositivos. Y esto mismo que estás leyendo es obviamente una exposición.

Claridad

A continuación te mostramos una serie de indicaciones para conseguir mayor claridad en la elaboración de tus propias exposiciones:

“Claridad” por Enrique Ferrer tiene licencia CC BY-NC-SA 2.0
  • Dividir en párrafos. La organización en párrafos permite que sea evidente la forma de distribuir la información. Observarás que un texto de este tipo se divide en general en párrafos, a fin de que las informaciones que se presentan sigan un orden. El primer párrafo debe dejar claro el tema tratado.

  • Ordenar. Si el texto es extenso, conviene que haya títulos para los diversos subapartados, o recurrir a sistemas de enumeración.

  • Incluir mapas, fotografías, cuadros, esquemas y diagramas. El tema de cada texto determinará qué elementos gráficos se incluirán. Por ejemplo, un texto que trate de la geografía física de Andalucía seguramente incluirá mapas con los ríos, las costas, los valles y las montañas, con fotos de algunos detalles concretos.

  • Elegir un lenguaje adecuado. Las oraciones serán en general breves y sencillas, pues se presentan detalles diversos.

  • Plantear aclaraciones, explicaciones y ejemplificaciones.

  • Utilizar los marcadores del discurso y los conectores más adecuados (ver 3.1b), de acuerdo con el tipo de relaciones que queramos establecer entre los distintos párrafos y las ideas expuestas.

Precisión
  • Empleo de palabras monosémicas, que no se presten a confusiones de interpretación y solamente tengan un significado. Esto ocurre especialmente en los textos científicos, en los cuales descubrimos terminologías características de cada ciencia. Las palabras propias de cada ciencia o técnica se denominan tecnicismos.

  • Abundancia de definiciones. Es frecuente encontrarlas para aclarar los distintos conceptos o detalles. Por ello, encontraremos muchas oraciones copulativas con el verbo ser, que definirán los conceptos.

Objetividad

En los textos expositivos carece de importancia la opinión del autor, sus gustos, sentimientos, preferencias o valoraciones. Por ello:

  • El número de adjetivos es reducido. Se emplean en general con valor especificativo y, en todo caso, no transmiten valoraciones del emisor del texto.

  • Se emplea el modo indicativo. Muchas veces aparece el presente de indicativo por su valor intemporal (es decir, que vale para todo tiempo y lugar: el teorema de Pitágoras, por ejemplo, se expresa en presente con valor intemporal: no es algo que sea cierto ahora, y que mañana deje de serlo.)

  • Se utiliza la tercera persona, en oraciones de modalidad enunciativa.

  • Se recurre con frecuencia a oraciones impersonales o de pasiva refleja (ver 2.6). Oraciones impersonales son, por ejemplo, “Llueve”, “Nieva”; el verbo hacer en 3ª persona singular como en “Hace frío/calor”; el verbo haber, también en 3ª persona singular, en “Hay/había mucha gente”; existen más casos. En cuanto a la pasiva refleja, se forma con la partícula se + verbo + sujeto que recibe la acción: “Se utiliza la tercera persona” es un ejemplo.

Clasificaciones

La primera distinción la podemos plantear en torno al grado de dificultad en la comprensión del texto. Cualquier tema puede ser expuesto en distintos niveles de dificultad.

TIPOS DE TEXTOS EXPOSITIVOS SEGÚN SU GRADO DE DIFICULTAD

EXPOSICIÓN DIVULGATIVA

El que emite el mensaje se dirige a un público no especializado. El lenguaje empleado suele ser sencillo, sin incluir muchos tecnicismos, fórmulas químicas o notaciones matemáticas complicadas.

EXPOSICIÓN ESPECIALIZADA

El emisor se dirige a un público al que presupone conocimientos previos en la materia; es de difícil comprensión para el resto. El lenguaje es más complicado, suele incluir tecnicismos propios de la materia tratada, fórmulas especiales, etc.

TIPOS DE TEXTOS EXPOSITIVOS SEGÚN EL CANAL COMUNICATIVO Y EL FORMATO

EXPOSICIÓN ORAL

Los textos expositivos pueden ser orales o escritos.  Si son orales, normalmente no se basarán solo en la lengua, sino que se recurrirá a distintos formatos, sobre todo audiovisuales (presentaciones en PowerPoint, gráficos, vídeos, etc.)

EXPOSICIÓN ESCRITA

Los textos escritos también pueden incluir gráficos, diagramas y mapas conceptuales; las imágenes que incluyas deben estar siempre relacionadas con el texto.

“Ciudad de Panamá – Skyline de noche” por thibhou tiene licencia CC BY-NC-ND 2.0

Elaboración de un texto expositivo

“Depósito general de la Biblioteca Nacional de España” por Biblioteca Nacional de España tiene licencia CC BY-NC-ND 2.0

Estructura de los textos expositivos

No hay un modelo único de estructura para los textos expositivos, pero aun así se suelen mencionar siempre aquellas que son las más habituales y que responden mejor a las necesidades de este tipo de textos (ya sabes: claridad, objetividad, precisión). Recuerda que la finalidad última es la de informar, por lo que la estructura -la forma en que se organizan los contenidos- debe estar al servicio de esta función.

Pues bien, dentro de esas estructuras posibles, la más habitual es la que organiza los contenidos respondiendo al esquema de introduccióndesarrollo y conclusión.

    • En la introducción el/la autor/a plantea el tema, hace las consideraciones que cree necesarias para encuadrar el asunto, e incluso a veces proporciona una información previa para situar al lector.
    • En el desarrollo, que es la parte más extensa del texto, se proporcionan los datos necesarios para su comprensión; en definitiva, la información que es el objeto del texto expositivo.
    • Finalmente, la conclusión o el cierre puede ofrecer una síntesis de lo tratado o las deducciones a las que se ha llegado tras el desarrollo.

Relación entre los párrafos y las ideas

Los párrafos se interrelacionan unos con otros; y también las ideas dentro de cada párrafo. Ante un texto, debemos plantearnos qué relación hay entre las diversas ideas expresadas.

  • Causal
    • Al explicar determinados fenómenos, podemos explicar que ciertos aspectos determinan a otros, es decir, que algunos de ellos son la causa necesaria para que se produzcan otros.
  • Comparación
    • Podemos señalar las semejanzas entre dos fenómenos. Puede ser útil para ejemplificar o aclarar las cosas.
  • Contraste
    • A la inversa, podemos plantear las diferencias.
  • Enumeración
    • Podemos presentar un conjunto de datos en una lista. Al hacerlo nos acercamos mucho a la descripción y precisión.
  • Funcional
    • Plantea para qué sirve una cosa, o una parte de esa cosa.
  • Problema-solución
    • Ante un problema dado, podemos señalar las soluciones que se han propuesto o llevado a cabo, sin tomar partido (si damos nuestra opinión, se convierte en texto argumentativo).

Elaboración del texto

Cuando tengamos que hacer un texto expositivo, conviene que tengamos en cuenta estos principios:

  • Tener claro el tema de la exposición. Podemos hacer una lista de los detalles que queremos incluir; seguramente tendremos que excluir otros, bien porque nos queremos centrar en algunos, bien porque no podemos hacer un texto inabarcable.
    • Para reunir esos datos podemos investigar en periódicos, revistas, enciclopedias, internet o libros de texto.
    • Decide el enfoque que quieres dar al tema. Pero recuerda que no debes dar tu opinión (aunque seguramente tendrás una propia): debes exponer los detalles, las personas, los hechos, en fin: los datos, de una forma objetiva.
  • Tienes que plantearte a quién te diriges; hay muchas posibilidades, y cada una requiere un formato diferente. Por ejemplo, un trabajo presentado a tu profesor; una exposición para presentar oralmente en clase; un informe que debas elaborar para el director de la empresa en que trabajes; etc.
  • Distribuye la información en varios párrafos: uno de introducción, otro (u otros) de desarrollo, y el último de cierre o conclusión (la conclusión puede ser innecesaria en exposiciones cortas). En la introducción debes concretar el tema, de qué vas a tratar, y de qué no. También puedes expresar la metodología o enfoque que vas a seguir.
  • Es aconsejable escribir con oraciones relativamente breves; si no lo haces, el lector se puede perder. Los párrafos tampoco deben ser excesivamente extensos. Estudia el listado de conectores y marcadores del discurso y las posibilidades de interrelación de las ideas y párrafos en la siguiente página (3.1b), para elegir los conectores adecuados.
  • Emplea un buen diccionario de sinónimos; así no tendrás que repetir las mismas palabras. Debes evitar los términos demasiado generales, es decir, las palabras o “comodín”: cosa, hacer, problema, etc. No intentes, sin embargo, emplear palabras poco corrientes, porque puedes caer en la pedantería.
  • Cuando termines el borrador, repásalo y “púlelo”. Tacha palabras o frases que no digan nada y sean meramente repetitivas; incluye los nexos que expresen la relación entre las diversas oraciones, si faltan; ten cuidado con la ortografía; evita el empleo de palabras coloquiales. Comprueba que has transmitido la información de manera objetiva, sin dar tu opinión en ningún momento, sin expresar tus gustos y preferencias, sin decir lo que te parece bien o mal. Si el texto es importante, y tienes tiempo, conviene que lo dejes “dormir” un día, pensando en otras cosas, y volverlo a revisar para terminar la versión definitiva. Con frecuencia se descubren fallos y gazapos básicos.
“Calles de Cuzco” por Miradortigre tiene licencia CC BY-NC 2.0

Vocabulario expositivo

Fíjate en los rasgos que hemos señalado hasta ahora como típicos de los textos expositivos –claridad, objetividad, precisión– y en su estructura –introducción, desarrollo, conclusión–. Estas particularidades determinan unas características lingüísticas muy concretas: intentaremos utilizar las palabras más precisas, las oraciones tenderán a ser breves y la puntuación, rápida, para que los conceptos queden claros y el lector no se pierda en una maraña de oraciones subordinadas que pueden quedar muy bien en el texto literario, pero que no son tan frecuentes en el expositivo.

El vocabulario suele ser técnico, ya que las exposiciones tratan de desarrollar temas y cuestiones en las que el lector tiene interés o de las que desea ampliar información. Y esto es así incluso en textos divulgativos, en los que habrá que recurrir a explicaciones suplementarias para que esos términos queden claros. Esto último es muy frecuente hoy en día en Internet: si consultas cualquier artículo en una enciclopedia digital, verás que aparecen numerosas palabras con hiperenlaces; pulsando sobre estas palabras el programa te dirige a un nuevo artículo en donde aparecerá nuevamente desarrollado el término. Ejemplo:

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“1966 Harmony” por Christopher C. Oechler tiene licencia CC BY-NC-SA
  • La guitarra es un instrumento musical de cuerda pulsada, compuesto de una caja de resonancia, un mástil sobre el que va adosado el diapasón o trastero —generalmente con un agujero acústico en el centro de la tapa (boca)— y seis cuerdas. Sobre el diapasón van incrustados los trastes, que permiten dividir el continuo de sonidos en las 12 notas del sistema tonal, haciendo posible la interpretación de las mismas con mayor facilidad. (definición de Wikipedia)

Conectores y marcadores

Cada texto es distinto de otro, y, dependiendo del tema y de la estructura del texto, encontraremos unos u otros conectores y marcadores. Por ejemplo, si nuestro tema es la germinación de una semilla, de una judía, pongamos por caso, utilizaremos como organizadores generales los relacionados con el espacio, para expresar la colocación de cada elemento; luego seguramente hablaremos de la función de cada elemento. Los conectores y marcadores del discurso que encontraremos con más frecuencia en un texto expositivo, y que nosotros mismos deberíamos emplear, son:

CONECTORES Y MARCADORES DEL DISCURSO FRECUENTES EN UN TEXTO EXPOSITIVO

De organización textual
  • Ordenación general
    • En primer lugar, en segundo lugar, en resumen, etc.
  • Ordenación espacial
    • En el exterior, en el interior, dentro, fuera, etc.
  • Ordenación temporal
    • Primero, luego, después, mientras, al final, etc.
Conectores
  •  Adición y enumeración
    • Además, y, también, etc.
  • Causa
    • Porque, ya que, dado que, a causa de que, etc.
  • Comparación
    • Como, al igual que, etc.
  • Condición
    • Si, etc.
  • Consecuencia
    • Por tanto, por ello, etc.
  • Contraste
    • Pero, en cambio, sin embargo, etc.
  • Ejemplificación
    • Por ejemplo, etc.
  • Explicación
    • En otras palabras, es decir, etc.
  • Finalidad
    • A fin de, para, etc.
  • Objeción
    • Aunque, etc.

Las definiciones en textos expositivos

Con frecuencia, en un texto expositivo encontrarás definiciones explícitas, que aparecen de forma clara sin que sea necesario recurrir al diccionario. Este tipo de definiciones se pueden incluir en el texto de diversas maneras. Una de ellas es mediante el empleo de una oración copulativa. Así ocurre con la definición del “efecto invernadero” del fragmento siguiente:

El efecto invernadero es el fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la atmósfera terrestre, retienen parte de la energía que la superficie planetaria emite por haber sido calentada por la radiación solar. Sucede en todos los cuerpos planetarios rocosos dotados de atmósfera. Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente vuelva inmediatamente al espacio, produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un invernadero. En el sistema solar, los planetas que presentan efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte.

(De “Efecto invernadero“, Wikipedia. Resaltado nuestro).

En otras exposiciones se pueden emplear marcadores con una función explicativa. Fíjate en este ejemplo:

El esqueleto de Naia, tan completo, ofrece una repuesta a la cuestión de los primeros pobladores de América. Los científicos han logrado extraer de sus dientes ADN mitocondrial (es decir, de fuera del núcleo celular) y los análisis muestran su claro parentesco con los nativos contemporáneos, pese a no compartir las características craneales y faciales.

(De Alicia Rivera, “El rastro de los primeros americanos”, en El País, 15.05.2014, adaptado.)

En este caso, gracias al conector “es decir”, que sirve para explicar (y, en este caso, plantear una equivalencia) entendemos que el ADN mitocondrial = el ADN procedente de fuera del núcleo. Por supuesto que, para entender esto, hay que saber previamente lo que es el ADN.

Otra posibilidad es averiguar el significado de una palabra por su etimología o una aclaración que aparece entre comas:

En el siglo XVI Nicolás Copérnico desarrolló la teoría heliocéntrica, que defendía que el Sol era el centro del universo, mientras que la Tierra y los demás planetas giraban en torno a él.

Helio-: Sol; -céntrico: centro; queda claro que la teoría heliocéntrica que defendía Copérnico se basaba en que el Sol era el centro del universo.

A veces, sin embargo, la definición es implícita: el lector comprende el significado de una cosa por pura lógica o por el contexto. Lee el ejemplo siguiente e intenta definir el humus:

¿Te has parado a pensar alguna vez en el rico proceso, ejemplo de trabajo en equipo, que desarrollan distintos organismos para obtener el humus necesario para que el suelo se enriquezca y fertilice?

Los millones de hojas de un bosque primaveral cambiarán de color al llegar el otoño, morirán y caerán al suelo; al verano siguiente, esas frágiles hojas otoñales se habrán transformado gracias a la acción del calor, las lluvias, las bacterias y los hongos, en una blanda alfombra. Una nutrida hueste de activos jardineros (lombrices de tierra, babosas, caracoles, ciempiés, cochinillas y larvas de insectos) ingiere estos fragmentos, haciéndolos aún más pequeños y acelerando el proceso de descomposición.

Por último, los microorganismos realizan la etapa final del proceso, concluyendo la descomposición de las hojas, que quedan transformadas en humus, oscuro y nutritivo.

Así pues, observamos nuevamente que nada en la Naturaleza sucede de forma casual, sino que la finalización de un proceso supone el inicio de otro, en una cascada infinita que tiene como fin mantener la vida y la biodiversidad en nuestro planeta.

(Fuente: Becerril Pérez, José Antonio, y otros, Lengua castellana y literaturaMadrid. Intef/MECD, 2011. Cap.2, “La exposición. Definiciones y ejemplos”. Lic. CC BY-NC-SA 3.0 ES).

Al terminar de leer el texto anterior, a partir de la explicación y el contexto, deducimos qué es el humus: el resultado de la descomposición de la materia orgánica vegetal. Y conoceremos dos características: es oscuro y muy nutritivo (para los organismos vegetales, aspecto que no se cita pero que se implica, al hablar de la fertilización del suelo).

Es importante tener en cuenta estas ideas sobre los conectores y las definiciones a la hora de redactar un texto expositivo.

“humus” por po.psi.que tiene licencia CC BY-SA 2.0

La emancipación juvenil

 

“Euro” por mammal tiene licencia CC BY-NC-SA 2.0

Actividad

Lee “La generación de los mil euros“, El País, 22 octubre 2005 (si no puedes acceder al enlace, en Canvas > Assignments > “La generación de los mil euros” puedes encontrarlo).

  1. Identifica las partes principales del texto expositivo:
    1. Introducción
    2. Desarrollo
    3. Conclusión
  2. ¿Esta exposición te parece objetiva? Explica.
  3. ¿Es una exposición divulgativa o especialista? ¿Por qué?
  4. Identifica los conectores y marcadores que el autor utiliza en el primer párrafo.
  5. ¿Cuáles son los detalles que el autor incorpora para explicar el asunto?
  6. ¿Cómo reaccionas tú a esta información?

Hazlo tú

Como puedes ver, el texto que acabas de leer fue escrito en 2005. Te toca a ti actualizar la información. Investiga la situación actual y escribe un texto expositivo corto en el que aportes datos e información sobre la emancipación de los jóvenes en España hoy en día.

“mileurista-bcn” por Tíscar tiene licencia CC BY-NC-SA 2.0


Adaptada de:

José Antonio Becerril Pérez y otros, Lengua castellana y literaturaMadrid. Intef/MECD, 2011, CC BY-NC-SA 3.0 ES

Guillermo Diamante Colado y Laura Morales López, Análisis y comprensión de textos, CC BY-NC-SA.


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