Pragmática

La Pragmática

Introducción

La pragmática es una rama de la lingüística que estudia cómo interpretamos los enunciados en un contexto usando nuestro conocimiento del mundo y nuestras expectativas sobre cómo se comunican otras personas. Es decir, la pragmática explica cómo usamos el contexto y otra información no lingüística para interpretar un mensaje. Aunque la pragmática se ocupa del significado de los enunciados, igual que la semántica, la diferencia entre las dos es importante. Mientras que la semántica se ocupa del significado literal, la pragmática estudia el significado dentro de un contexto. Fíjate en el siguiente diálogo entre un niño y su mamá y piensa en la interpretación literal que se puede hacer en contraste con la interpretación correcta según contexto en el que ocurre:

Niño: Mamá, ¿por qué no me compras esa bicicleta tan bonita?
Mamá: ¿Tú crees que el dinero crece en los árboles?

Si lo interpretamos literalmente, el diálogo no tiene sentido. El niño le hace una pregunta a su mamá y ésta, en lugar de contestar, le responde con otra pregunta aparentemente no relacionada con lo que su hijo le ha dicho. Por supuesto, la interpretación correcta es que la mamá no va a comprarle la bicicleta a su hijo porque es muy cara y no tiene suficiente dinero. Esta interpretación sólo es posible si entendemos el contexto en el que ocurre y usamos nuestro conocimiento de la realidad para suplir lo que no se dice literalmente. ¿Cómo es posible que podamos entender algo completamente diferente de lo que un enunciado transmite literalmente? Las siguientes secciones te ayudarán a resolver esa pregunta.

Actos de habla

Con la lengua decimos cosas. Es decir, transmitimos información. Pero también hacemos cosas es decir, actuamos sobre el mundo que nos rodea. Por ejemplo, podemos dar una orden, podemos pedir, sugerir, rechazar, invitar, y muchas otras cosas. Estas funciones se llaman actos de habla. Con un acto de habla se dice algo y también se hace algo. Además, lo que hacemos con un acto de habla tiene un efecto en nuestros oyentes. Fíjate en este ejemplo:

–¿No te parece que tienes la música muy alta?

Cuando decimos esto, estamos haciendo tres cosas: (a) una pregunta que sirve para (b) dar una orden y causa (c) un efecto en el oyente que baja la música o se siente atacado y la pone más alta. Por eso, cada acto de habla, es decir, cada vez que se dice algo, tiene simultáneamente tres valores: uno locutivo, uno ilocutivo y uno perlocutivo.

Locutivo: la emisión misma, su valor superficial

Ilocutivo: La intención del hablante

Perlocutivo: El efecto que produce o pretende producir

Frecuentemente hay una correlación entre el acto locutivo, el ilocutivo y el perlocutivo. Por ejemplo, si yo uso el modo imperativo en una oración (acto locutivo), es normal que lo use para darle a alguien una orden (acto ilocutivo) y el efecto esperado es que el oyente cumpla esa orden (acto perlocutivo). Pero esto no siempre es así. Como vemos en el ejemplo de más arriba, “¿No te parece que tienes la música muy alta?” es una pregunta, pero no se usa para pedir información, sino para dar una orden. Y el efecto que tiene sobre el hablante puede ser que cumpla esa orden, o que la desatienda. Esto ocurre frecuentemente: el lenguaje parece indicar una cosa, pero hace otra diferente. Imagínate, por ejemplo, que quieres invitar a un amigo a tu fiesta. El mismo objetivo se podría conseguir con actos locutivos muy diferentes:

  • Me gustaría que vinieras a mi fiesta (es una invitación)
  • Te espero el sábado a las 10:00 (es una promesa)
  • No te pierdas mi fiesta (es una orden)
  • ¿Quieres venir a mi fiesta el sábado? (es una pregunta que pide información)

En estos ejemplos parece que estamos haciendo cosas diferentes, pero en realidad todos estos actos locutivos tienen el mismo valor ilocutivo (invitar). A veces es difícil para un hablante de una segunda lengua (y para los nativos) distinguir entre lo que se dice superficialmente (acto locutivo) y lo que se quiere decir de verdad (acto ilocutivo) y, por tanto, es difícil reaccionar de la manera adecuada (acto perlocutivo). Para que se cumpla la función latente (valor ilocutivo) es necesario que el oyente sepa interpretarla como tal. Imagínate que Pedro dice algo que ofende a María. Para disculparse, Pedro le dice “es que tengo la boca muy grande”. Este enunciado sólo sirve como excusa si María lo entiende así. Si María lo interpreta literalmente, podría responder “Tu boca es de un tamaño normal, pero eres muy maleducado”. En ese caso, el enunciado de Pedro no tendría el valor de disculpa que él quería darle.

Finalidad de los actos de habla

Los actos ilocutivos tienen una finalidad, es decir, un objetivo básico y de acuerdo con ese objetivo toman una forma determinada. Existen cinco tipos de actos ilocutivos:

  1. Compromisivos (promesas o amenazas). Ej.: «Mañana estarán corregidos los exámenes».
  2. Declarativos (enunciados que se usan para declarar un cambio en el estado de las cosas). Ej.: «Te nombro representante de la clase».
  3. Asertivos (dicen algo acerca de la realidad). Ej.: «Tus niveles de colesterol son altos».
  4. Expresivos (disculpas, quejas y otras expresiones de sentimientos y actitudes hacia algo). Ej.: «Me encanta la clase de lingüística».
  5. Directivos (sugerencias, peticiones y mandatos). Ej.: «Siéntate aquí».
Locutivo Ilocutivo Perlocutivo
El lunes es mi cumpleaños, ¿vienes a mi fiesta? Directivo El oyente rechaza la invitación
Me encantaría, pero tengo mucho trabajo Expresivo El oyente acepta la excusa
¿Qué te parece si, en lugar del lunes, nos vemos para comer el domingo? Directivo El oyente promete una acción
Buena idea, el domingo nos vemos Compromisivo

 

Como se ve en los ejemplos anteriores, el acto locutivo se refiere a lo que se está expresando; el acto ilocutivo refleja la intención del enunciado por parte del hablante, mientras que el acto perlocutivo es lo que se logra a través de ese enunciado.

Lo que hemos visto hasta ahora es que hay una serie de cosas que hacemos con el lenguaje (actos de habla), pero que a veces queremos “disfrazarlas” de otra cosa. Pero, ¿por qué los hablantes tienen que esconder sus intenciones? ¿En qué circunstancias decidimos que es necesario usar el lenguaje de esa manera? Fíjate en estos ejemplos:

  1. Carlos está estudiando con su amigo Juan en un cuarto en la biblioteca donde hace mucho calor. Hay una ventana cerrada al lado de Juan. Carlos dice “¿No crees que hace mucho calor aquí?”
  2. María quiere salir a tomar un café y le manda un mensaje a su amiga Clara “¿Vienes a tomar un café conmigo?” Clara contesta, “Estoy muy ocupada”.

En el primer caso, Carlos tiene calor y quiere que Juan abra la ventana. ¿Por qué no le dice “abre la ventana”? En el segundo caso, ¿por qué Clara no contesta simplemente “No”?

Estas situaciones se dan en todas las lenguas, también en inglés. De hecho, el inglés es en este sentido más indirecto que el español. Estos son dos ejemplos reales de este tipo de usos en inglés:

  1. En una biblioteca de una universidad americana se ve este cartel a la entrada: “We thank you for enjoying your food outside the library”.
  2. En la zona de recepción de un hotel hay un cartel que dice: “And for our pet-loving guests, may we recommend The Garden Hotel, located at…”

Piénsalo:

En los dos ejemplos anteriores, ¿cuál es realmente el mensaje que se quiere transmitir?

¿Puedes pensar en otros ejemplos similares en inglés o español en los que se dice una cosa pero se disfraza de otra?

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Introduccion a la lingüística del español Copyright © by frubio and Lucia Taylor. All Rights Reserved.

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